En su paso por Suesca, el Río Bogotá atraviesa uno de los tramos más escénicos y ecológicamente valiosos de su recorrido: el sector comprendido entre el Cañón de las Lechuzas y la entrada a las Rocas de Suesca. A lo largo de aproximadamente 4 kilómetros, se extiende una ronda hídrica restaurada, que hoy forma parte de un bosque maduro que protege la ribera y ofrece un hábitat único para la fauna y flora altoandina.

Este tramo representa una excepción dentro del curso del río hacia Girardot, ya que conserva una cobertura vegetal densa y saludable, resultado de procesos de restauración ecológica y conservación comunitaria. Los visitantes pueden recorrer senderos naturales que bordean el río, disfrutar del avistamiento de aves, y contemplar la majestuosidad de los farallones rocosos que lo escoltan. Es un destino ideal para el ecoturismo, la fotografía de naturaleza y la educación ambiental, donde el agua, la roca y el bosque se unen en un paisaje de gran belleza y significado ecológico.